miércoles, 8 de abril de 2009

Otro petardazo más

Haría falta unir una carcajada a la otra en un bucle infinito sin principio ni fin para poder resumir el hecho de que Ángeles González Sinde sea ministra de Cultura. Es, por poner un ejemplo, si a Guardiola le pusieran a dar clase de biomecánica sólo porque hace gimnasia a diario y sabe algo de músculos. Ahora, por fin, queda bien clarito que al PSOE literalmente se la trae al pairo ese ministerio, la Cultura y que todo movimiento es siempre por un fin oculto: explotar mediáticamente la cultura en beneficio propio. Porque si Carmen Calvo era un guiñol en sí misma e intentó que el glamour se convirtiera en marca de su ministerio (maldita sea, Carmen, que eras una funcionaria, leches…), y César Antonio Molina era un sargentucho ególatra con tendencia al despotismo y el látigo de siete colas (lo sabemos porque lo sufrimos en carne propia), González Sinde, entre otras lindezas, es una de las criminales que se esconden detrás de la infamia ‘Mentiras y gordas’, probablemente la peor película española en lustros. Su mérito es ser más roja que el capuchón de un rotulador bermellón, ser una de las puntas de lanza del gremio del cine español en su versión más combativa (que incluye esa cara de “Dios-cómo-sufro-por-todos-vosotros”) y lucir una seriedad nacida de su incapacidad para las relaciones públicas. Y esto último también lo sabemos porque en cierto momento también la sufrimos. Para esto mejor que hagan como el Ejército Rojo en Stalingrado: tú un fusil, tú las balas del de antes, tú un fusil, tú las balas… 

ZP es, repetimos de nuevo, el mayor cabrito que haya pasado por La Moncloa: es malo, malo, pero malo malo. Con esas cejas mefistofélicas, esa voz anodina y sin vida (igual es un súcubo, o un alienígena disfrazado), esa sonrisa de malo de película de la Metro Goldwyn Meyer de los años 40, y esas manos que usa como si fueran palas o guillotinas. Terrible, terrible. Estamos consternados. En serio, ¿qué narices sabe de cómo gestionar el Museo del Prado una guionista de cine, o de cómo organizar las exposiciones internacionales que son la cara amable de España en el extranjero…? Eso sí, los Goya van a ser ya una rechifla, y venga más dinero malgastado en el cine..., alargando el síndrome de dependencia económica que lo ha matado. 

1 comentario:

columpiando dijo...

Luisiño, de acuerdo en la mala elección de la Ministra, pero un/a Ministro/a de Cultura nunca ha tenido por qué saber cómo gestionar un museo. Para eso ya están los técnicos que gestionan. Los políticos a la Política, y a dar directrices chapuceras(que aunque si bien afectan a la gestión, no son la gestión en sí misma). Y si la sosanga es la nueva Ministra, ya sabemos cuál es la tendencia de sus directrices (de las que tanto se ha escrito en Internet).
Pues para eso que quiten el Ministerio de Cultura y dejen las competencias en el Ministerio de Industria, ya que su tendencia se reduce al vil dinero.
Besos.