martes, 7 de abril de 2009

Y el pérfido glóbulo blanco se comió el Gran Café Teatro...

Dos apuntes sobre por qué el Ayuntamiento de Salamanca es en realidad el glóbulo blanco más grande del universo (jo, qué imagen mental tú…). Primero: al contrario de lo que opinó en su día Gore Vidal, las comunidades pequeñas no son más democráticas, sino que son más sensibles a caer en manos de reyezuelos y caciques que los grandes estados y naciones. Es más fácil mentir a mil que a un millón, aunque parezca lo contrario. Segundo: el Gran Café Teatro de La Vega, el último rincón de iniciativa cultural privada que quedaba en Salamanca, se ha ido directamente a las fauces del consistorio, que harto de ser puesto a caer de un burro por sistema ha terminado por “comprar” el formato de café-teatro-cabaret que tanto éxito tenía. ¿Cómo? Sencillo: valiéndose de un informe de los bomberos sobre la falta de seguridad estructural del edificio donde se ha hecho durante 20 años, han ofrecido un espacio municipal a cambio de… (música de fanfarrias), sí, exacto, “seleccionar” y quitar de la lista a determinadas personas con tendencia a despelotar al Emperador. La subversión, como dijimos el domingo (qué post tan bonito nos quedó…), ha muerto. A partir de ahora ya no quedará nada. Ellos dicen que no, que seguirán con la barra de bar, los cafés, las copas, las cervezas y las sátiras contra Lanzarote y Pablos (PP-PSOE, o las dos caras de la misma moneda oxidada), pero la realidad es que los elementos más peligrosos ya han dicho que no van, porque no se puede sentarse uno al lado del César y reírse de él. Como un glóbulo blanco patrullando la sangre, en cuanto aparece un virus o un cuerpo extraño el leucocito de marras lo huele, lo persigue y se lo come fagocitándolo. Es más sencillo eso que no prohibirlo. Bienvenidos pues a la mano izquierda del poder. El Huracán Fontaine está que trina. Por lo menos alguien de los medios dirá algo (a nosotros nos leen poco, ¡debería daros vergüenza!), mientras el resto de plumillas de medio pelo y telarañas en la cabeza rajan a gusto a la espalda y luego mojan los pantalones cuando los tienen delante (recadito gratuito, nenes…).


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