domingo, 19 de abril de 2009

El hombre sabio se calla

Un brote de orgullo puede ser útil, pero dos brotes seguidos ya son soberbia, y ésta siempre precede a la caída. El humano sabio es prudente y moderado, desconfía de sí mismo, jamás celebra sus éxitos salvo en la intimidad y lo suele hacer con el desdén propio del que sabe que la felicidad dura tanto como un subidón hormonal. Leer Corso Expresso también es un chapuzón en los grandes temas de la virtud, porque la pedagogía es esencial: en lugar de daros la brasa a todos son post snobs sobre música, cine y literatura, también nos gusta de vez en cuando releer los libros que son nuestro espejo moral, aunque no siempre los sigamos como debiéramos. Permítannos tener estos pequeños oasis de moralina: a cambio nos esforzaremos el doble en el siguiente post. Homer Simpson dice en un capítulo de la octava temporada: “¿Cómo se llama esa religión llena de reglas bienintencionadas que luego siempre salen mal…? ¡Ah sí, cristianismo!”. Por todo eso, presten mucha atención a esta conversación mantenida a tres bandas en cierto lugar de cuyo nombre no queremos acordarnos. 

 ¿Cómo se escribe vasta de amplitud, con V? – dijo A.

Coño tía, pues con V. – responde B. En ese momento C anda por ahí, lo escucha y con su arrogancia particular entra al trapo.

Joder, a algunos deberían enseñarles gramática, y luego dicen que escriben bien. – B lo escucha, y serenamente, se gira.

No saber una cosa de cien no es ser un necio, es un error. Y que sepas que fui finalista del premio Adonais.

¿Y qué haces aquí entonces? – preguntó C colorado.

¿Yo?, pagar por los pecados de mi vida anterior. ¿Cuál es tu excusa para no saber hacer oraciones subordinadas, o puntuación?

Creemos sinceramente que sobran los comentarios. Y no, los protagonistas no tienen nada que ver con Corso Expresso, si es en eso en lo que están pensando. El silencio es sabio, la verborrea nos lleva al abismo (tremendo momento Siddartha, ¿cierto?). 


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