lunes, 27 de abril de 2009

Dejen hablar al autor, por favor

Una de las peores costumbres es no dejar hablar a los que deben. En Salamanca se aplica a rajatabla el protocolo del "yo pago, yo hablo". Mejor dicho, del peloteo industrializado que demora una y otra vez al verdadero motor del acto en sí, el autor. Imagínense esta situación: presentación de una antología poética. Además del autor, al que curiosamente ponen en una esquina, están presentes un decano, un diputado, un académico, el prologuista y editor y medios de comunicación, a los que hay que sumar un jefe de prensa y un jefe de gabinete de la institución que puso la pasta para la edición. Todos hablan, porque si no sería un absurdo, y lo hacen por orden. Todos sufren de la misma enfermedad contagiosa: el yoyoísmo, esto es, el gustazo por hablar y oírse. Todos son veteranos y demuestran que saben con largos monólogos vacuos y fatuos que convierten el acto en un tormento que consume el tiempo de todos (fíjense que hemos repetido 4 veces 'todos', para remarcar el espíritu comunitario de la ciudad, hahah).

Imaginen que el ritual de onanismo empezó a las 11.00 de la mañana. Son las 11.35, ya han hablado el decano, el diputado de marras que no tiene ni ganas de estar allí y dormita tranquilamente, el académico acaba de terminar y todos se dan cuenta de que falta por hablar el prologuista. Se excusa y dice que lo mejor es la obra, pero no renuncia a sus 15 minutos de gloria. Total, que son las 11.45 y los de la TV se marchan porque tienen otra rueda de prensa; los de la radio también se escabullen porque tienen que preparar el programa del medio día y el resto de prensa escrita se pira porque por algo son los que más mala baba tienen. Sólo se queda una persona, de una agencia de noticias, porque no hay más narices que quedarse. Y esto ocurre siempre en todos lados, sea una provincia recóndita o la entrega del Premio Cervantes. En serio, ¿es indispensable dar de comer a tanto juglar cortesano que por amistad o interés o ese regusto por salir en la foto se planta y lee un folio como un cordero camino del matadero..? No, no hace falta. Pero cualquiera le dice al emperador que está en pelota picada...


1 comentario:

José Ángel Sanz dijo...

Un coñazo de gente. Se dice que alguien, una vez, dijo alguien original en una de estas presentaciones, y que el autor fue el protagonista. Pero hay quien dice que es una leyenda urbana, nada más