miércoles, 15 de abril de 2009

I+D = No hay dinero, majete

Decía un hombre sabio que la vida sigue adelante y que los triunfos llegan “a pesar de nosotros mismos”, lo cual no deja de ser una recriminación, por cierto. Y más en una sociedad donde el ingenio queda relegado sólo para los monólogos (como los del Café Garibaldi en Madrid, un rincón único) y las puyas de los cofrades amistosos, esos que no paran de acordarse de la madre ajena entre carcajadas (oh, malas personas). Hacemos referencia a mucha gente nacida al calor de las escuelas técnicas y del I+D que son sistemáticamente ignoradas, como el del dibujo que acompaña el texto (que por cierto, ¿no les recuerda a alguien…?). El propio ministro de Trabajo (con apellido de un insigne humorista charnego barcelonés) ha dicho que en España faltan “técnicos, mecánicos y tecnólogos”, que es como decir eso de “Que inventen ellos”. Pensamos en los pilotos de medios de transporte avanzado, en los ingenieros, en los técnicos especializados que mejoran por ensayo y error las ideas de otros, de toda esa gente que ha puesto su inteligencia al servicio de los instrumentos que separan la barbarie de la civilización, en los que estudian Formación Profesional y son tan válidos y necesarios como un niñato que entra en la Facultad de Filología y se deja barba y fuma en pipa para parecerse a Cortázar. ¿Saben por qué Alemania creció entre 1949 y 1959 al triple de velocidad que el resto del planeta, el famoso “milagro alemán”? Sencillo: los americanos reabrieron las fábricas y rescataron a todos los técnicos y profesionales que encontraron entre los prisioneros de guerra. En Alemania hay, proporcionalmente, tantos ingenieros como en España, pero tienen más del doble de especialistas en los laboratorios de tecnología. Ahí está la clave. Mal que nos pese, “más ingenio y menos arte”. Todo en su justa medida. Y mañana, la Bauhaus y la arquitectura en Salamanca, prometido.


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