Ya tenemos nuevo héroe en Corso Expresso, y está en el DA2. Se llama Marc Bijl, tiene pintas de haber estado en un coffe-shop de Ámsterdam, bien relajadito dibujando al carboncillo (al “cabroncillo”, como decía un amigo, juas juas), haciendo fotos o diseñando las siguientes obras. Es un transgresor, un provocador, un francotirador artístico genial que desde su juventud (1973) ha conseguido crear ese tipo de estilo que te mete el dedo en el ojo y encima te gusta. A muchos les cabreará ver cómo los símbolos de la modernidad (Lara Croft cubierta de alquitrán y fumando, hahah), banderas, religión o política, son deconstruidos para luego volver a montarse a partir de una nueva visión cultural: denuncia política de la guerra de Irak, del petróleo, del fanatismo religioso, de las banderas que nos unen y separan, de los símbolos pacifistas, de la vida y la muerte, de la música, de los mitos del rock y la posmodernidad… Marc es lo mejor que hemos visto en el DA2 desde hace mucho tiempo, lo que une una sonrisa revolucionaria cómplice con el mensaje del arte de manera adecuada. Es imposible no esbozar los colmillos al ver a Batman en plan músico heavy con una guitarra trucada frente a la pared, con el mensaje “All the World is a stage” (Todo el mundo es un escenario) escrito con spray. Nos encanta, y estará en el DA2 de Salamanca hasta septiembre de este año, una gran retrospectiva llamada ‘Arrested development’ (“desarrollo truncado”). Todo un mensaje de un virtuoso francotirador.
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