jueves, 28 de mayo de 2009

Antes de la tormenta de volutas de humo

En la película de Luc Besson 'El Profesional' el actor Gary Oldman, que interpreta al malo de la película, se parodia a sí mismo con la frase "Me encantan los momentos de quietud previos a la tormenta...". Es la misma frase que representó cuando hizo de Beethoven en una película anterior. Esos son los instantes que se viven ahora mismo: en el horizonte ya se marca la furia de una tormenta reducida pero que sigue siendo un maratón absurdo para demostrar que se puede vender cultura. Lamentablemente siguen haciéndolo mal. Sé diferente y llegarás lejos; ofrece poco bueno y te desearán todavía más. ¿De qué sirven 140 grupos con 300 representaciones si no da tiempo material para ir ni a la mitad? Con como grandes volutas de humo, como una espiral de denso aire cargado, grisáceo, plateado, que se expande hacia el infinito para llegar a ser nada. Es como lo de los éxitos deportivos: no importa lo alto que vueles y asciendas, porque en breve no tendrás sustentación bajo las alas y te dará la Mayor Castaña Jamás Contada, parafraseando a los Monty Python. Por cierto, todo esto nos hace recordar un mensaje rencoroso que pululaba anoche por los móviles de la sufrida pero sólida hinchada vikinga: "Oye tío, ¿sabes que hay 164.000 personas en España que no conocen a su padre?". "No fastidies", dice el otro. "Sí, y son todos socios del Barça". 

Pd: No podíamos reprimirnos, perdónanos, Señor, porque no sabemos lo que hacemos...

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