
En la película de Luc Besson 'El Profesional' el actor Gary Oldman, que interpreta al malo de la película, se parodia a sí mismo con la frase "Me encantan los momentos de quietud previos a la tormenta...". Es la misma frase que representó cuando hizo de Beethoven en una película anterior. Esos son los instantes que se viven ahora mismo: en el horizonte ya se marca la furia de una tormenta reducida pero que sigue siendo un maratón absurdo para demostrar que se puede vender cultura. Lamentablemente siguen haciéndolo mal. Sé diferente y llegarás lejos; ofrece poco bueno y te desearán todavía más. ¿De qué sirven 140 grupos con 300 representaciones si no da tiempo material para ir ni a la mitad? Con como grandes volutas de humo, como una espiral de denso aire cargado, grisáceo, plateado, que se expande hacia el infinito para llegar a ser nada. Es como lo de los éxitos deportivos: no importa lo alto que vueles y asciendas, porque en breve no tendrás sustentación bajo las alas y te dará la Mayor Castaña Jamás Contada, parafraseando a los Monty Python. Por cierto, todo esto nos hace recordar un mensaje rencoroso que pululaba anoche por los móviles de la sufrida pero sólida hinchada vikinga: "Oye tío, ¿sabes que hay 164.000 personas en España que no conocen a su padre?". "No fastidies", dice el otro. "Sí, y son todos socios del Barça".
Pd: No podíamos reprimirnos, perdónanos, Señor, porque no sabemos lo que hacemos...
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