
Nos avergüenza el extremismo de medios de comunicación conservadores que atacan a cualquier cosa que huela a izquierda; nos avergüenzan grupos de izquierda que venden su dignidad periodística para servir a un presidente que prefiere el dinero catalán. Nos avergüenza hasta el extremo que haya gente que piense que las bombas del 11-M se pusieron por maniobras del PSOE, igual que nos parece indignante que alguien insulte a los políticos del PP tachándolos de fascistas cuando la inmensa mayoría de ellos son tan liberales y demócratas como el que más. Nos avergüenza que este país sea como dijo Fernando Fernán Gómez, "una nación de fanáticos que sólo necesitan un Mesías con el que inmolarse", que el pragmatismo brille por su ausencia en esta sociedad; es aberrante que alguien considere que Franco es merecedor de cualquier tipo de honor o recuerdo positivo (incluyendo el medallón en la Plaza Mayor de Salamanca, fotografiada con sorna por los turistas), hiciera lo que hiciera, ni pantanos ni carreteras ni industrias, porque cualquier acción queda anulada si la inmoralidad está en la base de la misma: o democracia o nada, no hay justificaciones para romper el orden democrático.

Lo dicho, somos austro-húngaros, así que ¡¡Dios salve al emperador Francisco José II!! Nos vemos en Viena.
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