miércoles, 30 de septiembre de 2009

Apunte mental: no viajar a Praga

Fijaos bien en él, en ese porte, en ese discreto bigotito canoso, en las gafas, en el pelo, en la cara ancha de funcionario ex comunista, en el nuevo mandril de Centroeuropa. Una vez más la realidad nos empuja a dejar de lado los típicos post sobre música, literatura y artes que adornan este nuestro blog. Pero es que merece la pena conocer al majadero de Vaclav Klaus, presidente de la República Checa, euroescéptico y uno de los mayores retrasados mentales que hay entre el Ebro y los Urales. No criticamos que haya gente a la que no le guste la Unión Europea, ni el proceso IRREVERSIBLE de unificación económica, política y administrativa del continente. Se puede opinar libremente (y equivocarse, obviamente). Pero el tipejo de la foto es un filibustero de los buenos: 17 senadores checos, acólitos suyos, espoleados por los conservadores británicos (no son tontos, son peligrosos, que no sabe nadie lo que es peor...), han presentado en los tribunales del pequeño país en el corazón de Centroeuropa un recurso contra el Tratado de Lisboa, el vehículo algo quejumbroso pactado para las siguientes fases de la unificación de Europa. Nosotros, como De la Rochelle, sabemos que hemos nacido españoles pero moriremos europeos, de tal forma que los obstáculos y zancadillas que le hacen a esta oleada iniciada en 1949 no tiene más futuro que retrasar un poco lo inevitable. Como dijo Javier Solana, "Europa necesita el tratado y el mundo necesita a Europa". 

Peligrosos políticos al servicio de intereses tan siniestros como el nacionalismo deberían ser el objetivo número 1 de las reformas democráticas que debe afrontar la UE cuanto antes. El principal escollo para que la gente entienda que este proyecto es lo más importante que ha hecho la Humanidad desde el nacimiento de la democracia en Atenas es precisamente eso, la falta de democracia. Los asuntos se dirimen entre 30 o 40 personas en Bruselas, con un Parlamento Europeo que ni pincha ni corta, que no puede tener iniciativas legislativas y que sólo sirve de caja de resonancia para las diferencias nacionales. Si la gente pudiera elegir al presidente de Europa, entonces otro gallo cantaría. Sólo es cuestión de tiempo, y de buena voluntad. Y de visión a largo plazo. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuestra pedagogía con la cultura me parece bien pero encuentro más sabroso estos comentarios; como estoy seguro de que sois más chiquitajos que yo, me da fuerzas para ver que el mundo no está perdido con los jóvenes, ni Europa tampoco. Bueno, tampoco descarto que seáis tan viejos como yo y estemos todos equivocados. Espero morirme en un país llamado Europa, o verlo como Moisés, aunque sea.
Salud.