miércoles, 2 de septiembre de 2009

70 años y un día del Fin del Mundo

Ciertas cosas pasan desapercibidas, y si no fuera por la pertinaz manía de los medios de hacer efemérides muchas más se perderían. Hace hoy 70 años y un día que la especie humana encontró la llave de la puerta del Infierno, la cual usó durante unos seis años, desde el 1 de septiembre de 1939 hasta el 2 de septiembre de 1945. Podríamos (y deberíamos) hablar durante horas y páginas y más páginas sobre la Segunda Guerra Mundial, pero los post como mucho deben tener entre siete y diez centímetros y nos pasaríamos. Preferimos recordar que aquella guerra no es algo pasado y pasajero, que la amnesia es un peligro porque los que olvidan su pasado se condenan a repetirlo. Simplemente, y resumiendo, daremos tres apuntes del suceso histórico más importante de los últimos mil años, el mismo que rediseñó por completo y para siempre nuestro mundo.

1. Cifras. La guerra se llevó por delante a una cifra que oscila entre los 55 y los 70 millones de personas (el 2% de la población mundial), de los cuales entre 8 y 9 lo hicieron en los campos de concentración de toda Europa y Asia (Japón los tuvo, más de los que creemos). Combatieron cerca de setenta naciones por tierra, mar y aire, y exceptuando el continente americano (salvo el Río de la Plata, al final de la guerra), todo el planeta estuvo sujeto al teatro de operaciones. El cálculo estimado de combatientes en toda la guerra es de 40 millones de soldados regulares y una cifra inestimable de guerrilleros y partisanos que en algún momento lucharon. El número de barcos usados casi no puede cifrarse (una cuarta parte está en el fondo del mar, por cierto), y el de aviones supera con creces el de 14.000 aparatos, sólo entre los Aliados. Respecto a la munición, un informe británico de los años 50 estima que se usaron cerca de 300 millones de balas. Probablemente se equivoca.

2. Consecuencias estratégicas. Europa quedó devastada. Ningún territorio, exceptuando Portugal, Suiza y Suecia, quedó ajeno a la destrucción, de tal forma que Europa perdió la hegemonía mundial, que pasó a EEUU. Su auge propició la cultura popular de los años 50 y 60 y la transformación sociológica del mundo según el patrón anglosajón. Culturas de gran influencia y proyección como la francesa y la alemana entraron en decadencia y la falta de minorías judías especializadas en el continente también supuso su caída cultural. China cayó en manos del comunismo, se aceleró la descolonización y lentamente comenzó la construcción de la unidad europea como reacción al horror infinito de los años anteriores.

3. Consecuencias ideológicas. El socialismo se imperializó con la victoria soviética; la democracia ganó su consolidación con las armas (no con las ideas, peligro) y el fascismo fue derrotado y reducido a una caricatura que, en parte, fue asimilada por la cultura popular. El pacifismo cobró carta de naturaleza, se creó el primer organismo mundial (la ONU), nació el Estado de Israel y se sembraron las primeras simientes de la reacción del Islam después de casi trescientos años de lenta decadencia.  

PD: en futuros post daremos más información sobre algo totalmente inabarcable y tan fundamental en nuestro tiempo que nada (ni la cultura) se puede explicar sin tener en cuenta esos años. 

2 comentarios:

Carlos dijo...

"se creó el primer organismo mundial (la ONU)"

En el periodo de entre guerras surgió el germen de la ONU: la Sociedad de Naciones, que obviamente fracaso al no ser capaz de impedir el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ni de sus preliminares: invasión y ocupación alemana de Austria y las zonas fronterizas con Chequia.

Es verdad que la 2GM comenzó propiamente con la invasión de Polonia, pero antes de ese día Alemania ya se había hecho con esas regiones germano parlantes, antes la pasividad e ineficiencia de una Sociedad de Naciones de la que por entonces se habían desligado Alemania, Italia, Japón, y muchos otros países. Los tres primeros por que no querían renunciar a sus pretensiones en Europa, el Mediterráneo y Asia respectivamente; y los demás por la inutilidad e ineficacia del propio organismo.

Corso Expresso & Cia dijo...

Nota añadida al comentario de Carlos: la Sociedad de Naciones nació muerta porque Estados Unidos no participó en ella casi desde el principio. Era la piedra de toque para que funcionara. El presidente Wilson no quiso subyugar la soberanía de la nación a ningún organismo. Eso y que ni el Congreso ni el Senado le dio permiso abajo amenaza de encausarle por incumplimiento de sus obligaciones.

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