domingo, 27 de septiembre de 2009

Esos monos depilados...

Una vez le preguntaron a un conocido filósofo inglés (todavía vivo, y él negó la anécdota - no diremos su nombre) qué le parecía que con internet todo el mundo pudiera decir lo que pensaba libremente y desde el anonimato. Se encogió de hombros, miró a los lados para ver si había alguien "sensible" cerca y contestó: "Los monos depilados también tienen derecho a comer plátanos". Falsa indignación aparte (todos lo hemos pensado alguna vez), no creemos que sea una buena idea dejar abierto el espacio para que todos puedan rajar de lo que quieran. Lo decimos a partir del hecho de la famosa foto de las hijas de Zapatero. A las pobres les ha llovido de todo, y sólo por ser estéticamente góticas. El resultado es que hasta el último mono depilado de esta gran nación de naciones (España, esa cuna de la tolerancia...) ha cargado con saña contra el presidente y las dos chicas, que parecen la versión morena y rubia de muchas de las adolescentes que pululan por las grandes ciudades de noche. Seguro que alguno de los monos depilados que directamente insultaron en las webs de 'El Mundo', 'Abc' o 'El País' a las chicas o al presidente son también padres frustrados de hijos que se pintan los ojos de negro y van con collares de perro al cuello.

La sed de sangre nos ha dejado impresionados, escandalizados y totalmente acertados respecto a nuestros juicios sobre lo que hay dentro de cada conciudadano. O sea, que seguimos siendo austro-húngaros. Directamente ya aprovechan cualquier resquicio para soltar la bilis acumulada de vidas frustrantes. Quizás la red sea una válvula de escape a tanta negatividad en las vidas de los monos depilados, pero juzgar a la ligera a alguien simplemente porque es el que manda dice mucho de la naturaleza mezquina ibérica, y todo malo. La cuestión parece ser apuñalar al poder, ser un auténtico ácrata español a toda costa. Y siempre la misma cantinela: ¿por qué las oculta? Quizás por la misma razón por la que cierto político opositor esconde lo más escabroso de su pasado en Santiago de Compostela en un armario grande y profundo, con doble fondo y cientos de testigos silenciados... Zero nunca amenaza con el outing si no tiene pruebas, you know what I mean.

PD: Nosotros también somos monos depilados, sólo que no comemos plátanos, sino carne de res a la piedra con salsa de pimienta. Algo hemos evolucionado...

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