Ya presentó la Universidad de Salamanca lo poquito que va a dar a la ciudad. Falta de presupuesto, sin cabeza visible desde la dimisión nunca explicada del rector Alonso, y muy pocas ganas, por lo visto, de colaborar a fondo con la Cosa Nostra del Ayuntamiento. No les echamos nada en cara: tienen cuatro duros y llevan muchos años programando música y exposiciones como para no darse cuenta de que no merece la pena competir. Por eso se centran en lo que pueden dar: cursos extraordinarios, reuniones literarias, música indie, jazz y música barroca, además de los fondos del Centro de Fotografía, un arca con miles de imágenes del que ya hablaremos algún día. Porque la pobre Usal es eso, 'pobre' (a su manera, claro, desde luego lo es para lo que debería ser). Tanto que su programación ha quedado sepultada en la prensa escrita y digital de la ciudad. Y esta falta de información es la razón de este post ligeramente agrio y encabronado.
Si alguien está en la otra punta del país y mira las web salmantinas tiene que rebuscar para poder encontrar la programación completa. No importa, la ineptitud ya es una costumbre, así que nadie se queja, simplemente se busca la vida. Además de los res conciertos que avisamos ya en este blog de Anni B. Sweet (25-9), Boat Beam (24-10) y Alondra Bentley (13-11), hay un ciclo de jazz donde un periódico web ni se ha molestado en citar. No diremos el nombre de ese medio electrónico para no darle publicidad, pero a la tal Alexandra Prieto deberían ponerla a limpiar letrinas: ¿por qué malgasta espacio y energías con una exposición y deja de lado el jazz? Pues por lo mismo de siempre: ad ignorantiam. Y la Usal no ayuda: todavía no hay nada colgado en la web del Servicio de Actividades Culturales. Entre unos y otros, la casa sin barrer: todo debería ser más fácil, y el SAC de la Usal debería hacerlo ya todo a través de una web que urge reformas, y eso que apenas acaba de salir.
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