sábado, 27 de septiembre de 2008

Lluvia azul (Das Blauehaus)



La Blauehaus ataca de nuevo. "Llueve azul sobre la materia gris", que solía decir Gervaise de la Rochelle los días que no tenía que escapar por salvar su vida.


"De todos los trabajos inservibles el del cazador de almas es quizás el peor de todos. Camuflado tras la apariencia de un ser desolado y necesitado, el cazador realiza todo tipo de pericias para poder cercar, lentamente, el alma de su presa. Bien sabía Kavafis lo que quería decir Kassovitz, la otra K, el reverso encarnado y bermellón de su espíritu azul, el mismo que se balanceaba sin cesar al otro lado de la cuerda que había tendido Kavafis. Le miraba a los ojos, dos lagos azules en los que las palabras retumbaban para llegar aún más lejos, hasta sus labios de reina del bosque, el mismo en el que se refugiaba sin cesar. '¿Por qué es un trabajo inútil?', preguntó ella. Porque los trabajos de amor siempre son perdidos, porque el cazador es un iluso que cree coleccionar voluntades cuando en realidad se limita a exhibir su lastimera soledad en busca de una reina para el trono desvalido de su existencia. Somos esclavos en busca de ama que nos haga sentir bien, nada más que eso. ¿Sabes cuántas almas he intentado cazar a través de los años? Cientos, quizás miles, pero apenas he podido encadenarme realmente a un puñado de ellas, quizás demasiado ociosas como para no permitirse el lujo de dejarse llevar por un par de frases susurradas al oído, por los ojos llorosos de quien mira bajo la farola de su sombrío funeral adelantado. Al final siempre perdemos, siempre somos apartados por el viento del capricho hacia algún rincón donde no molestemos. 'Somos pura soledad' dijo ella mientras miraba a la calle. Berlín era de agua y granizo esporádico, era de asfalto reluciente, de sombras huidizas que volaban de toldo en toldo intentando escapar de la agujas de plomo que caían desde el cielo. 'Llueve azul' susurró Kavafis mientras unía sus manos y rezaba para verla pasar una vez más".

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