Este fin de semana termina la Semana Negra de Gijón, una amalgama de feria, libros, conferencias y buen rollo literario que es la envidia de todo el mundo. Y que este año cuenta con una gran amiga, Noemí G. Sabugal, que presenta a las 20.30 horas en la Carpa del Encuentro ‘El asesinato de Sócrates’. Todavía recordamos al Mefistófeles del Equipo leyendo en primicia un texto que luego tocaría ese cielo del ISBN hasta convertirse en libro. Bienvenida a la gran familia de los que publican: pero como ella misma dice, “esto no cambia nada, ay”. La clave de algo así es el tiempo y la constancia. Igual que el Festival de San Sebastián necesitó un par de décadas para ser fijo, la Semana Negra necesitó de 23 años para poder consagrarse como lo que es: una gran fiesta de Gijón donde los libros son la antigua excusa y el punto de contrapeso indispensable.
Jamás habrá algo así en Salamanca. Lo único que podría parecerse es el Fàcyl, pero con la guillotina sobre su nuca poco van a poder hacer si no le dan ese beneficio de la duda. Es sencillo: quizás para cuando el Fàcyl tenga 10 años de experiencia pueda empezar a ser algo diferente. Eso sí, con los abuelitos bien atados. No es lógico que esa mina de veteranos franquistas que palpita en el corazón de piedra de Salamanca insulte a los actores que hacen teatro de calle. Ya lo dijo Mario Cipolla, “la estupidez es universal, como el amor”. Para el próximo igual habría que recordar a Mary Poppins y “esa píldora que os dan…” de la canción. Ejem.
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