martes, 20 de julio de 2010

¡A la hoguera, que es una bruja!


Íbamos a hablar del auténtico hombre santo de nuestro tiempo, Nelson Mandela, pero la mosca cojonera de la religión no termina de marcharse del Parnaso. Mucho ojo con pensar libremente, mucho ojito con decir verdades que molestan a los que siguen adobados al mito, y mucho cuidado con contrariar los que no ven más allá de la religión en cualquier cosa que hagan. Atacan mandando emails iracundos en los que siempre se equivocan los demás, no los científicos, siempre acompañados de documentales financiados por los creacionistas y esa nueva oleada protestante que intenta domeñar el mundo escondiéndose en los rincones de la Universidad. Cuando por fin el catolicismo empieza a enfrentarse a sus monstruos porque ya no queda más monte al que echar a correr, aparecen los evangelistas, todavía menos astutos y sutiles, embistiendo contra todo aquel que tenga una forma de pensar diferente. 

Decía Damon Alexander, expulsado de un colegio por sus ideas racionalistas cuando todavía era maestro de niños, que “cuando el diablo se aburre se hace religioso y persigue a los demás con la Biblia en la mano”. Tenía más razón que un santo, esos en los que él no creía pero que toleraba porque su esposa era una ferviente católica. Nuestra tolerancia empieza en la racionalidad y termina cuando el de enfrente dice que te equivocas por muchos argumentos de peso que se den. Dios nunca hace caso de los pelotas. Nos llega un nombre como una ola picada, Kent B. Albright, que insulta a algunos diciendo que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Exactamente, no hay peor ciego (cristiano) que aquel que no quiere ver más allá de sus creencias basadas en la Fe y la necesidad de superar el miedo atávico a la muerte. Se parece a la escena de los Monty Phyton de 'Los caballeros de la Tabla Cuadrada', cuando queman a una mujer convencidos de que es una bruja "porque pesa tanto como un ganso". Pues tal y como está el mundo, van mal dadas las cartas para los nuevos inquisidores, y si no, al tiempo… El día del primer contacto alienígena público y oficial más de uno va a llorar indignado con su dios…

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