Hacía mucho tiempo que no le hacíamos caso al mundo del ocio digital, electrónico o como narices se llame. Es la locomotora de nuestro tiempo, el motor que vende y factura más que el cine y la música. No diremos que juntos porque igual alguien dice que mueve más la música en internet, pero los millones y millones de billetes verdes caen del lado de empresas como EA, que se ha sacado de la manga ‘Alice’s Madness returns’, donde Alicia es más oscura, más loca, más sangrienta… Mejor, ¿no? Ya que vivimos en los tiempos de los rincones sin luz, de las dobleces, de la psicología sin límites y de lo siniestro, pues entonces nada mejor que la obra más bizarra de uno de los grandes “malditos bizarros” como fue Lewis Carroll. Una pregunta, ¿por qué la literatura para niños es siempre la más subversiva y la que mayor cantidad de puntos de fuga de oscuridad tiene, la que más dobleces gore tiene? Y si no, que se lo pregunten a Roald Dahl, o a los Grimm y compañía, donde los renglones para oídos infantiles se llenan de bosques, brujas, padres que abandonan a sus hijos, manzanas envenenadas, niñas solas ante lobos antropófagos... Así no es de extrañar que, agotados los temas de siempre, se recurra a los clásicos invertidos como un calcetín usado en plena borrachera.
Merece la pena echarle un ojo, arrancando con su argumento inicial: Alice lucha por recuperarse del trauma que le causó perder a toda su familia en un incendio. Después de pasar una década ingresada en un asilo para enfermos mentales, queda al cuidado de un psiquiatra que intenta ayudarla. Alice entonces cruza de nuevo al otro lado de las patas del conejo neurótico y buscará la verdadera causa de la muerte de su familia, dejando Londres para viajar a un País de las Maravillas que habría puesto blanco a Carroll.
No hay comentarios:
Publicar un comentario