Decía Calixto Bieito que no le gustaba la palabra “creador” para referirse a un artista o un autor, “porque creador sólo hay uno”. Pequeñas chorradas y brindis al sol aparte , sí que hay más de un creador. Pero hay que redefinir el vocablo. Un “artista creador” es aquel cuyo estilo es reconocible de lejos, sin necesidad de ver cartelitos al pie de la pieza escultórica, el vídeo o la pintura. Cuando un artista consigue eso, ya está todo hecho y debería limitarse a no salirse demasiado del guión. A Juan Muñoz le pasa eso: el más grande escultor en años que ha tenido España, trágicamente desaparecido justo cuando estaba a punto de dar el salto definitivo.
En el DA2 tienen una pieza suya que es perfectamente reconocible incluso desde el largo pasillo que une las salas de exposición. Al pasar por delante de una, varios del Equipo vieron unas piernas de resina con medias y zapatos de tacón. Estaban al revés de lo normal, como si salieran del alto pedestal en el que estaban puestas. “Coño, Juan Muñoz” dijo uno de los becarios. Le salió del alma. Al acercarse, efectivamente era un Juan Muñoz. Sólo por eso es inmortal y ya creador Juan Muñoz. Los motivos y formas de la obra dan igual, lo que importa es que es reconocible de lejos, y esa imagen de marca es lo fundamental para un artista, todo lo demás son circunstancias. Una pena que desapareciera tan pronto, porque nos gusta. Una verdadera pena.
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