Quizás sea cuestión de vivir en un mundo donde la larga sombra de la realidad es demasiado cruda. Quizás porque es una moda más, o porque Georges Duby tenía razón y resulta que el hombre blanco en Europa regresa a su fase más primitiva y barbarizada, con los famosos Cuatro Miedos atávicos: la Peste, lo Desconocido, la Guerra y el Turco (es decir, la enfermedad, lo que no podemos controlar, el terrorismo y el Islam). La cuestión es que el escapismo artístico se impone por la fuerza: jamás antes la imaginación había tenido un papel tan contundente en la cultura, nunca antes seres nacidos de nuestros terrores y anhelos habían dejado tanta creación. Vivimos tiempos irreales, donde la generación acunada al son de los acordes de John Williams o de los versos renacidos de Tolkien empieza a acaparar tiempo, espacio y poder de decisión. De la hiperrealidad social de los años 60 y 70 de nuestros padres pasamos a los mundos virtuales con los cimientos en las nubes de la siguiente generación.
Homero, de haber vivido hoy en día, se hubiera sentido satisfecho, porque jamás antes el ser humano, y los europeos en particular, habían sido tan homéricos y creyentes como hoy. Otro ejemplo: la industria del cine y la televisión apuesta ya sin complejos por el cómic o los videojuegos (Spirit es la última opción, recién estrenada). Pobre cine europeo de Truffaut y compañía, hoy no se comerían una rosca. "Viva la imaginación, muera la realidad". No es una pintada de mayo del 68, es una de las frases publicitarias de un videojuego. ¿Será ésta la era de Acuario de la que hablaban?
1 comentario:
Cómic-cine-videojuegos cada vez estrechan más lazos. Tienes razón sobre la generación Vader. El cine es cada vez más decididamente infantil. El cine de autor languidece, casi es una ofensa: "eso son filosofías".
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