domingo, 14 de diciembre de 2008

Blauehaus - El dolor del rey sin corona

Dijo una vez Marius van Jan: "No hay  mayor dolor y sufrimiento que perder el reino de la felicidad, aquél que se tiene entre los dedos durante un segundo infinito y se escapa entre los dedos". El mundo está lleno de reyes sin corona ni patria que mendigan la felicidad ajena.  

“León miró por encima del hombro de Kavafis mientras ella se alejaba. Hubiera podido rozarla con los dedos y sentir que todavía podía tenerla. Nadie sabe el inmenso poder que tiene el simple roce de la yema de un dedo sobre el cuerpo de otros. Mientras ella se deshacía por dentro, doblada por el deseo. Mientras Beatrix arqueaba la espalda para apoyarse en el quicio de la puerta, los brazos cruzados, la sonrisa enorme, tan grande como su amor por Kavafis, que daba pasos lentos, pero siempre en esa dirección. Mientras que León sentía cómo se le agarrotaban las manos hasta convertirse en piedra de gárgola. La sangre paralizada, los hombros destrozados, una punzada, una estocada enorme que le atravesó de lado a lado el corazón, las tripas, subió por el espinazo y se encaramó para siempre en la cabeza, un dolor inmenso, inabarcable, sin localizar en un punto sino que lo ocupaba todo, que lo cegó, que sólo supo hacer sombras a su alrededor. El dolor del reino perdido, el sufrimiento del futuro irrealizado, la sangre roja hecha oscuridad en sus venas. Su carne convertida en piedra, en roca. León se convirtió en gárgola negra, condenada a cargar con la tristeza de lo que soñó y jamás tuvo”. 

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