lunes, 22 de diciembre de 2008
Salamanca y sus círculos viciosos culturales
Una vez más, A.C. Blacksmith ha dado en el clavo en lo respecto a la realidad cultural de Salamanca. Un ejemplo: los musicales como 'Hoy no me puedo levantar', que no cubrió ni de lejos las expectativas de público. No hay estrenos en Salamanca porque: 1. no cuenta con auditorios para suficiente gente como para albergar un estreno nacional, 2. los que hay, además, no tienen capacidad logística para grandes montajes, que son además los que atraen a la gente, 3. los amantes de los musicales, óperas y grandes apuestas teatrales viajan a Madrid o Valladolid para ver estos espectáculos. El resultado es que la oferta se degrada antes incluso de que llegue nada a la ciudad. Así que los gestores se ven obligados a tirar de cantera para completar el equipo: bueno para los grupos locales, pero malo al mismo tiempo porque son el relleno del pavo, no el pavo en sí. Todo esto nos lleva a lo mismo de siempre: en lugar de apostar por un gran teatro polivalente, nuevo y con gran capacidad (y pensar más a lo grande y menos en lo local) pues se apuesta por tres o cuatro escenarios pequeños; y lo mismo con las salas de exposiciones. Allá vamos con el latigazo: ideas pequeñas, resultados pequeños. El último clavo ardiente que le queda a la ciudad es el Festival de las Artes, lo único que puede poner el nombre de Salamanca en los grandes circuitos, pero si esa oportunidad es desaprovechada por los organizadores (y aquí no tiene la culpa de nada el poder público salmantino) entonces estamos en lo mismo una y otra vez, un gran círculo vicioso de donde es imposible salir.
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