A medio camino entre la ternura y el insulto a la inteligencia. Con esa frase se puede concluir un detenido vistazo a los fondos de carteles del bando republicano durante la Guerra Civil que tiene el Ministerio de Cultura en su página web (http://pares.mcu.es/cartelesGC). La mezcla de inocencia ideológica (claro, ellos no sabían el infierno que iban a desencadenar la lucha de ideologías no democráticas en el siglo XX…, aunque fueran en parte responsables), de simplismo en el mensaje, casi insultante, y de ese ceguera habitual en tiempos de guerra…, todo eso junto es lo que hace que la sensación sea entre el estremecimiento y la risa sana de tiempos terribles donde la razón fue la primera víctima. La segunda fue la democracia y la tercera la propia España. Sobre el tercer caído, hace muy poco un director de cine (cuyo nombre no vamos a desvelar) dijo que “todos se empeñan en salvar España, todos aman España y la quieren para sí, pero nadie se pone a trabajar para hacerla mejor”.
Merece la pena dedicarle una hora en ver todos los carteles, la información de las fichas para saber su origen y qué partido o formación estaba detrás. Especialmente para curarnos en salud, para entender que de aquellos polvos vinieron estos lodos y que por mucha democracia que tengamos en el fondo seguimos igual. Lo dijimos una vez y lo mantenemos ahora: España es un país bicéfalo, donde no se trata de ser de izquierdas o derechas, sino práctico y español de verdad. Un patriota auténtico no se pone el himno en el móvil, ni se rasga las vestiduras por tonterías, ni se deja llevar por los tópicos de una izquierda ruinosa: si amas tu país, hazlo mejor con cabeza y trabajo. Todo lo demás sólo lleva a hacer más carteles como estos. (Qué tristeza, ¿por qué no naceríamos en Oxfordshire y ser así súbditos de su Graciosa Majestad?)
No hay comentarios:
Publicar un comentario