jueves, 18 de diciembre de 2008

Good luck, Obama! (2, segunda parte)


Saramago dio en el clavo con Barack Obama, nombrado personaje del año por la revista Time: "le va a ser difícil gestionar el desencanto de su administración". Todo líder que se reviste de carácter mesiánico acaba justo delante de su particular pelotón de fusilamiento: la realidad, que se empeña, tozudamente, en no ajustarse nunca a la teoría. Al ser humano le pasa lo mismo que a la lechera del cuento: diseñas durante años una preciosa teoría, un sistema increíble, sin fallos aparentes, que es la salvación de todos y cuando lo aplicas todo degenera en un desastre detrás de otro. Les ha pasado a todos, profetas religiosos incluidos. A Cristo le crucificaron primero en vida y luego en espíritu, su propia gente; los cristianos y la iglesia descubrieron el perfume del poder y la dominación y después todo cuesta abajo. Lo mismo a los musulmanes, a los budistas, a los liberales, a los republicanos franceses, a los revolucionarios americanos, a los socialistas, a los comunistas, a los sindicalistas, a los fascistas, a los anarquistas, a los católicos extremos, a los nazis, a los neoliberales, a los melenudos de mayo del 68, a los hippies que querían cambiar el mundo, a los pijos españoles de los 80 que pensaban que vivían en Park Avenue..., incluso a los monitores de los Boy Scouts. A todos, menos a los que han fundamentado su esencia en la praxis: capitalistas y demócratas. Espero que este post sirva de indirecta para todos aquellos que creen todavía en las utopías. Lo más grande de Obama no es lo que hará, sino el hecho de que sea presidente un negro en uno de los países más racistas de la tierra. "Las ilusiones se ahogan justo en el borde del mundo real" (Gervaise de la Rochelle). 

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