De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda el darle vueltas de tuerca a todo: la literatura, la ciencia, la política, el diseño, o la música. Casi siempre, en este último apartado, le tocaba la china a los “clásicos” del pop y el rock, como si algo compuesto en 1968 se pudiera llamar clásico. Ojo que somos en este blog fieles creyentes en el rock americano de los 60 y 70, con la estela Morrison a la cabeza, pero también hay que saber llamar a las cosas por su nombre. ‘Stairway to heaven’ de Led Zeppelin no es un clásico, es una canción inevitable; igual en el año 2045 de le pude llamar tal cosa, mientras tanto dedíquense a escucharla y punto. A la música clásica le ha pasado lo mismo: a veces le dan la vuelta como a un calcetín, como si quisieran demostrar que pueden hacer algo moderno. La flauta de pico es el objeto de deseo del Amsterdam Loeki Stardust Quartet, un “consort” del Benelux que ha revolucionado el instrumento y su arte a base de tocar canciones de Stevie Wonder, versiones clásicas y de un repertorio que no se limita a la música antigua. Estarán el 30 de octubre en la Iglesia del Carmen (21.30 horas). Merece la pena escucharles al menos una vez en la vida, por ver si es cierto que la delicada flauta barroca aguanta otra vuelta de tuerca.
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