sábado, 25 de octubre de 2008

Sobre el negocio de los libros antiguos en Salamanca


Decenas de libros viejos, antiguos, de ediciones que ya no se encuentran, pero también mucha morralla. Eso es lo que habrá en Salamanca hasta finales de mes en la Plaza Mayor con la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, una de las mejores de España por la cantidad de joyas de papel que se pueden vender, pero también una ocasión inigualable de sacar al aire ese stock que jamás se vendió, allá por el 79, o antes incluso. Vivimos tiempos en los que algo, por el mero hecho de ser antiguo, es bueno. Una cosa es vender al lector adicto textos con más de dos siglos y subir el precio a gusto del poseedor, y otra muy diferente mezclar los garbanzos de calidad con otros podridos para poder llenar el puchero. Error, craso error, porque un aficionado nos ha contado cómo compró un pequeño libro de Ambrose Bierce con varios de sus relatos cortos: la edición era de bolsillo, del 89, de papel amarillento y letra diminuta, igual que el talento de su traductor.


La edición era horrible, mal expuesta, sin apenas sangrías, inconcebibles faltas de ortografía y errores gramáticales de órdago. Y aún así le gustó. Le costó 1,5 euros. No está mal, y a fin de cuentas no se puede pedir más por ese precio. Al lado había un tratado de medicina en latín, de 1772, que costaba un poco más: 4.500 euros, y porque su estado de conservación no era demasiado bueno. La pregunta crucial es que si la feria ya ha conseguido que la dejen estar en la Plaza Mayor, fundamental para que sobreviva comercialmente, ¿por qué narices los libreros siguen ofreciendo lo peor de cada casa editorial, la morralla que no pueden colocar entre incunables?, ¿es que no se dan cuenta de que van a terminar por echar atrás a la gente? "Pero claro, es que por un euro...". Respuesta fácil. Si tanto presumen los libreros de su buen gusto, que lo demuestren, porque después de tanto presionar al Ayuntamiento igual se desvanece el esfuerzo entre tanta tontería de banda municipal tocando pasodobles, tanta exposición barata de fotografía ameteur y tanto niño puñetero pidiendo el Don Mickey de 1988 (sí, había uno, para que vean cómo va el negocio).

1 comentario:

Gomiya dijo...

Vaya, no tenía ni idea de que ocurriera eso....

Creo que tienes razón....

Se llama autodestrucción. Pobres, muchos libros y con tanta ignorancia.

Saludos.