Gervaise De la Rochelle se pasó media vida huyendo, con su diario perfectamente detallado de una vida de la que disfrutó entre botellas vacías, platos vacíos, regiones y ciudades vacías. Porque todo se lo bebió, se lo comió o de todas huyó perseguido por sus ideas. Y sin embargo, en la memoria de los que le hemos leído, en todos está la condición de que el Año 0 del mundo, o al menos a este lado de los montes Urales y del Mediterráneo, empezó el 4 de julio de 1776 y se confirmó el 14 de julio de 1789. Sin vuelta atrás, sin condiciones, sin vaguedades, sin tradiciones: catarsis absoluta para un mundo que se acostó feudal, cristiano y autárquico y se levantó republicano, desconfiado y universal. G.De la R. empezó a correr en 1923 en Italia, a pezuña de caballo del fascio italiano, y no paró hasta el verano de 1945, cuando por fin logró encontrar asilo en Inglaterra, desde donde escribió sus 'Crónicas Goliardas'. Una vida de republicano estricto, convencido y sin titubeos, de mente fuerte y no débil, marcada igual por la acidez de estómago y de espíritu, el humor y el convencimiento absoluto de que nada en la vida puede tomarse en serio (ni Dios, ni el hecho de existir, ni la familia, ni el amor, ni el odio) salvo la República, la forma de vida, el código moral y las virtudes humanas de los hijos de Roma que son la piedra base de lo que somos. Por eso, esperamos todos, y más aquí, la llegada de la III. Por él, por nosotros, porque 3000 años de historia nos respaldan, porque en Atenas y Roma hubo democracias antes que reyes y emperadores, no lo olviden nunca.
Texto: Jacob de la Rochelle ('Memorias de un bastardo mentiroso', 1966)
PD: recuperado para Corso Expresso después de leer ciertos extractos de las memorias de la Reina. Manda narices las tragaderas de la ciudadanía con determinados parásito de medio pelo sin oficio ni beneficio.
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