
Para empezar (y a pesar de sus comisarios según el resto de la profesión del click) han convertido todas las salas públicas de la ciudad en un escaparate unido temáticamente: todas las muestras giran en torno al rock, la estética de la música y la imagen. Es decir, cumplen uno de los requisitos fundamentales de Corso Expresso para convertir una ciudad en un símbolo cultural: unidad temática y difusión agrupada al exterior. Nada de cosas dispersas: todos a una y una para todos, como los mosqueteros. No nos metemos en la calidad de las colecciones, eso lo dejamos para otro día, aunque el método cualitativo siempre es tan relativo como el gusto. Y ya se sabe que el gusto está hecho de mil hastíos...
1 comentario:
Eres un malvado, corso.
Coño, canta ese nombre, o vente a esonosedice, ahora que andamos diezmados...
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