miércoles, 22 de octubre de 2008

Obama y las campanas de Aquisgrán


Parece ser que Barack Obama podría ser presidente de Estados Unidos. ¿Quién lo iba a decir? El mismo país que en los años 60 linchaba a los negros por mirar a una mujer blanca, que vendía drogas en los guettos negros para empujarles a la marginalidad absoluta, que se negaba a dejar que niños negros y blancos estudiaran juntos... El imperio americano, una vez más, da un giro sobre sus talones para que, como dijera El Gatopardo, "todo cambie para que todo siga igual". Ahora los negros tienen más dinero, se han aburguesado, igual que muchos latinos, mientras los blancos se hunden en su marasmo generacional y se niegan a mezclarse para crear una nueva estirpe de americanos mestizos que dieran más lustre al imperio. Puede que Obama sea presidente, o puede que como dicen los demócratas, el americano medio miente en las encuestas para no parecer racista. Quizás gane McCain, pero su avanzada edad, sus achaques de salud y su incapacidad para dejar de ser el mismo blanco conservador de toda la vida no auguran nada bueno. Mejor este hombre de sonrisa de anuncio; se parece a JFK, esperemos que dure lo suficiente para ilusionarnos a todos.


Así que mientras EEUU se psicoanaliza a sí misma y se planta con la perspectiva de elegir presidente a un negro, Europa se reúne a puerta cerrada para intentar salvar su sistema financiero y que los chinos, rusos e hindúes que han comprado deuda pública no se hagan con el control del continente. Decían los griegos que la mejor forma de despertar de una pesadilla real era la catarsis, el caos convertido en medicina; tras el abismo siempre se resurgía más claro, más sabio y con más fuerza. Puede que esta crisis sea lo que necesite Europa para ponerse en su sitio y recuperar lo que siempre fue suyo (o de China) y esos pequeños colonos con mala conciencia le quitaron en 1945. Ya queda menos, suponemos, para que en Aquisgrán vuelvan a redoblar las campanas de la capilla palatina. Aunque sea porque el diácono se ha vuelto loco.

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