No hacen falta razones para ver algo pintado por Rembrandt, y mucho menos pueden detener a nadie los 28.80 euros que cuesta desde Salamanca el billete de ida y vuelta en bus. Mucho menos cuando el viejo holandés neurótico y genial llega con el paisaje y una dimensión social de su obra. Lo mejor en El Prado hasta el próximo 6 de enero de 2009, una exposición más grande en cantidad que la que pasó por las salas de la Biblioteca Nacional hace un par de años, cuando se analizaron las claves de este pintor fundamental que a fuerza de estudiar la luz y el color, el juego de sombras, parió el impresionismo avanzada casi a la vez por los cuadros finales de Velázquez. Creador fundamental, inigualable, uno de los grandes favoritos de Corso Expresso por sus obsesiones con la imagen propia y la del ser humano, por su capacidad para capturar espíritus, como si fuera capaz de robarle el alma a sus modelos. Se subtitula 'Pintor de historias', pero más bien debería llamársele pintor de almas, del alma holandesa, del alma de la burguesía más avanzada que existió, la que prefiguró toda una época en Europa. No hay excusas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Qué interesante, la verdad. Le debo una visita a Menudina, que si no cumplo supondrá un pecado más en mi lista.
Sería un buen momento para ver la obra de Rembrandt. Pinto indispensable.
Ya veo que te has convertido en el azote cultural de Salamanca. No esperaba menos.
Abrazo,
luis
Publicar un comentario