sábado, 22 de noviembre de 2008

Respeto por la obra - No tanto

"Me sorprende que la gente haya sido tan respetuosa". Una ciudadana responsable decía esto sobre las esculturas de Manolo Valdés en la Plaza Mayor de Salamanca. No tanto, porque al parecer algún renegado de la civilización decidió "firmar" con un aerosol. Corrieron a corregir el error y limpiar unos bronces con un seguro a terceros que debe ser como la lista de la compra de los Beckham un día cualquiera en Sunset Boulevard. Lo que sí es cierto es que ese hálito de rompepiernas que suele tener el español medio últimamente se ha ido aplacando con las sucesivas muestras de civismo, una vez que la generación de los 40 ha ido cayendo en la edad y la de la posguerra se ha cubierto de una pátina de dignidad que Franco le negó en su juventud. No hay que olvidar que cuando Francia prestó las obras de Rodin para la capitalidad cultural, allá por 2002, hubo que poner policías las 24 horas del día para evitar que siquiera le echaran el aliento. Algo ha cambiado en España, o puede que simplemente el dinero y las comodidades nos hayan embotado. Ya lo decían los viejos sabios estoicos romanos cuando el Imperio se venía abajo: los bárbaros hacen más gala de vida que los civilizados hijos de Roma, anquilosados, decadentes y pervertidos. Igual una pintada no venía mal, bien pensado...

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