
Los salmantinos empiezan a parecerse a Mario en su juego, todo el día de un lado al otro. Quitando a Bunbury, que es como un parche de nicotina para quien lleva 40 años fumando, el resto son puntos interesantes que terminarán por perderse. Todos salvo Art Salamanca, un invento netamente populista que responde al terrible complejo de inferioridad que tienen en el Tormes con Valladolid, y mucho más en sus dirigentes. Si por Pucela (casi medio millón de habitantes) dicen que el sol es dorado, aquí (apenas 150.000 almas) dirán que es verde sólo por jorobar. Ya hemos visto que los problemas se solucionan creando otros: 1. No hay cultura, y como vamos a vivir de eso, visto que no hay industria y tenemos arte, pues saturamos al personal. 2. Valladolid se lo lleva todo, así que venga a llorar. El victimismo nunca ha hecho bien a nadie: es pan compasivo para hoy y desprecio para la eternidad. Y de Art Salamanca, y de su comisario listillo (Javier Castro) especializado en vender humo, ya hablaremos mañana.
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