Lugar: Londres. Tiempo: el presente. Malo de la película: el venerable periódico 'The Times'. Víctima inocente: NightJack, un blog escrito por un ex policía que necesitaba del anonimato para contar cómo es por dentro el trabajo policial. Este blog, ahora cerrado, llegó a tener picos de 500.000 visitantes diarios, según cuenta el periodista Enric González en la edición de hoy de 'El País'. Resulta que el tipo en cuestión, Richard Horton, policía, se escudó en el anonimato para poder desarrollar mejor su labor de hormiguita que contaba al público lo que nadie le dice del trabajo de investigación. En el blog no había acusaciones, sino explicaciones. El día a día de los chicos de azul era mejor entendido y el público le correspondió con atención y una media de 60.000 visitas diarias. Tan bueno era que incluso recibió premios de las asociaciones de internautas.
Hasta que los cerebros de 'The Times' decidieron que eso del anonimato no iba con ellos y que bien merecía investigar para vender unos cuantos periódicos más. Buscaron al tipo y lo encontraron; entonces Horton pidió amparo judicial para mantener su anonimato, y el juez dijo que nada de eso. Al final Horton cerró el blog porque no podía seguir con su trabajo policial sin ese escudo. Así que ahora los ciudadanos han perdido a alguien que les contaba la verdad, esa que no cuentan los medios jamás, y todo para que una de las cabeceras más viejas del mundo pueda seguir vendiendo más papel emborronado de tinta, más pinos finlandeses muertos en beneficio de un medio que ahora tiene un problema: ha puesto de uñas a muchos lectores que han puesto a parir al periódico en sucesivas oleadas de mails y mensajes que se propagan como un virus. Esta historia demuestra que el periodismo de papel ha perdido la guerra a largo plazo con el mundo digital: esperar 24 horas a una noticia es antediluviano y demuestra que el intelecto humano se mueve como un cacahuete en el cráneo de un diplodocus: con eco. Esa manía de que todos salgan a cara descubierta es infame y además trae problemas, y sobre todo es injusto, porque durante años el 'Financial Times' no firmó sus artículos, y nadie puso pegas. ¿Entonces también era un fraude? Moraleja: siga usted el consejo del título y escoja el periódico (ojo, no el edificio, que para eso hace falta algo más) más cercano, a ver si así se deciden de una maldita vez a dar el salto imprescindible.
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