sábado, 27 de junio de 2009

Ciao, Jacko

La leyenda no escrita de la música asegura que América tuvo tres voces en el siglo XX: Frank Sinatra, Elvis Presley y Michael Jackson. Las tres han muerto y las tres dejaron una huella imborrable. En el Equipo, puestos a no meternos con los muertos, hemos llegado a la conclusión de que efectivamente han sido tres grandes cantantes, quizás no tan buenos músicos, pero su fama y fortuna ensombreció a otros que todavía siguen vivos pero que sólo verán recompensada por las grandes masas su labor al final del camino (Prince, Neil Young, Bob Dylan…). Sinatra quedó encasillado desde el principio y fue lo suficientemente listo como para crear un nicho cultural en el que era el número 1: así fue cómo se convirtió en una leyenda que además tuvo la elegancia de morir de viejo y ahorrarnos el lamentable espectáculo social de Elvis. Éste, convertido ya en un icono de lo kistch en sus últimos años de vida, murió sentado en su baño por un colapso a causa de las pastillas que tomaba, destrozado por dentro, por fuera y en el alma después de haber sido la voz del rock blanco. 

A Jacko le ha pasado algo parecido: algún cabrito cercano se ha pasado con la dosis de calmantes y lo ha mandado al otro lado. Una voz que se apaga, que acompañó a muchos como OCP, que desde Xpectations ha querido rendir su particular homenaje al que fuera uno de sus ídolos de infancia. Esos años son una época en la que, sin la experiencia de la madurez, lo que gusta y asombra se convierte en parte de nuestra vida. Por eso cuando muere un mito de nuestra infancia es como si arrancaran un pedazo de nosotros mismos, hay una sensación de abatimiento y vacío que no se cura salvo con algo de tiempo. Lo peor de todo es que los buitres ya vuelan en círculos alrededor de sus archivos, canciones legendarias, las canciones escritas pero nunca grabadas, los derechos discográficos, los vídeos de sus conciertos… Prepárense para la Madre de todas las Recopilaciones de aquí a dos años. La necrofilia siempre ha vendido millones, y si no que se lo digan a James Brown, que a los dos meses de morir aumentó las ventas como nunca en su vida. En fin…

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