El terror con forma humana, la mejor disección de todo lo que rodeó el nazismo precisamente en las horas en las que se quitó la careta política e histórica para mostrarse como lo que fue: el infierno en movimiento. Eso es ‘El Hundimiento’ (2005), película del “pijo bávaro” Oliver Hirschbiegel que convirtió al ya maestro Bruno Ganz en la apoteosis de lo que debe ser un actor. No sólo hizo de Hitler, literalmente se convirtió en el Anticristo pero con el rostro del miserable mediocre neurótico inmoral que era. Perdonen los adjetivos. Lo mejor escrito nunca sobre esta película, injustamente rebajada en éxito en los Oscar (Ganz se lo tenía que haber llevado de calle), fue una crítica de ‘El País’: “Los nazis parecen seres humanos, pero lo cierto es que quien vaya a ver la película cuando salga no tendrá ganas de ser nazi”. Los últimos días de Hitler, el martirio de toda la nación alemana (buscado a pulso, dicho sea) y el abismo total de la raza humana. Una frase del tirano: "Si la guerra está perdida no me importa que mi pueblo sufra. No derramaré una sola lágrima por él, no merece nada mejor".
miércoles, 6 de agosto de 2008
Los Imprescindibles de Corso Expresso - 'El Hundimiento'
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