Paul Newman está ya a punto de morir. Uno de los mayores mitos conocidos del cine, un hombre injustamente apartado por su físico (no es broma, uno de sus primeros agentes le dijo que era demasiado atractivo como para ser buen actor) por la industria, la misma que le exprimió a fondo sin contemplaciones hasta que él decidió vivir su vida a su manera. Un cáncer está destrozando su cuerpo de octogenario de larga vida que ha pedido ahora marcharse del mundo en su casa, con su familia. Más de uno habría cambiado su vida por la de este tipo que imprimía el carácter a sus personajes que le faltaba por fuera, y que con el tiempo se convirtió en un modelo masculino. Hace no demasiado se fue también el que iba a ser el nuevo Newman, Heath Ledger, aunque menos atractivo pero sí con un talento inmenso. Pero la cabeza es la peor enemiga del hombre, y uno de esos agujeros mentales se lo llevó por delante. Es un año malo para el cine. Esperemos que Jack Nicholson y Clint Eastwood aguanten un poco más, porque el día que ese monstruo se vaya también al otro lado del Estigio nos vamos a quedar muy pero que muy huérfanos.
lunes, 11 de agosto de 2008
Año malo para el celuloide
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