sábado, 23 de agosto de 2008
El roedor rancio de los 2.000 millones de euros
Salta una noticia de esas que le hacen a uno arquear las cejas y acordarse de un remoto episodio de Los Simpson que hacían una burla siniestra: Mickey Mouse no es de la Disney. Vamos, que un pequeño error en 1929 podría convertir el ratón más famoso del mundo y que peor lleva la edad en un auténtico dolor de muelas para el imperio del entretenimiento. Y es que genera casi 2.000 millones de euros él solito. Hay algo terriblemente siniestro en la Disney: puede que sea que Walt era un filonazi, o que era un déspota, o que los parques temáticos parecen sacados de una pesadilla kitsch, o que ya hemos madurado y nos resulta ridículo ver a un tipo vestido de ratón o pato haciendo el idiota. En Corso Expresso siempre dijimos (y afirmamos otra vez) que la Warner siempre fue mejor. A un lado del ring está el inocentón, meapilas e infantiloide Mickey, y al otro, Bugs Bunny. En la otra esquina el pato Donald, y en la otra, el pato Lucas. En serio, ¿de verdad hay punto de comparación entre el megalómano neurótico de Lucas y ese puñetero pato sospechosamente soltero, que sólo lleva chaqueta y no pantalones, y al que por cierto no se le entiende nada? La ley de derechos de propiedad de EEUU, que data de 1909 (horita ya de revisarla, vamos), estipula que de ser así el modelo de dibujo de los años 20 y 30 no son de Walt Disney, con lo cual podría cualquier otro empezar a usarlo o ser, como dicen en EEUU, "propiedad universal", con lo cual hasta el último mono podría utilizar al ratón como imagen mercantil. Adiós exclusiva, adiós millones de ingresos, adiós al monopolio. Quizás por eso los dibujantes han cambiado tanto a Mickey. Lo que no han cambiado es lo rancio que es el pobre. Viva la Warner.
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