Ya dijimos que Tacheles (cuyo nombre viene de una palabra hebrea que significa comunicación honesta, más o menos) es algo más que una casa okupa, un centro cultural o demás. No es porque tengamos prejuicios contra nadie, pero si el tan cacareado movimiento okupa en España tuviera el sentido común y la visión que tienen en Alemania, es muy probable que no fueran vistos como marginales. Una cosa es vivir a salto de mata y tachonarlo de ideología cogida con pinzas y otra muy diferente parir en el Mitte berlinés un iceberg gigante de la cultura urbana moderna como es Tacheles, un cruce entre bastión resistente, club, sala de exposiciones, teatro y el mayor caso de horror vacui conocido: no hay centímetro cuadrado del edificio (cinco plantas más un amplísimo patio para música y números circenses) que no esté cubierto de graffitis. Buenos, queremos decir. Tacheles es una gran comuna levantada por el gobierno del lander berlinés y dirigida por el colectivo de artistas urbanos que cada noche exponen sus obras entre cervezas y copas. Corso Expresso se encontró con una estatua de 2.800 euros a la venta. Lo dicho: una cosa es ser okupa y otra idiota. Y los berlineses pueden ser muchas cosas, pero no idiotas, eso seguro.

Para más información (www.tacheles.de). Tienen traducción al castellano.
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