Ha muerto Claude Chabrol. Dos reacciones: una, pena porque se ha ido uno de los irónicos del cine francés, de los que usaban el cinematógrafo como bisturí y arma arrojadiza contra lo que no le gustaba. Tampoco es que a nosotros la burguesía francesa que él destripó nos quite el sueño, pero un par de películas después no deja de ser diferente. Muy francés, pero sin la angustia existencial de turno del vecino pirenaico. Dos: la vieja guardia del cine europeo ya no tiene demasiados puntos de los que tirar. Anda Tavernier por ahí también algo tocado, y Ken Loach puede aparecer en cualquier momento muerto en una cuneta por culpa de los tories. Y lo peor es que la siguiente generación está envejecida prematuramente, ahogada por el ars y no por el ludens, ya entendéis de qué hablamos… Urge, y mucho, mientras ponemos una velita a Saint Claude, que entre sangre nueva que se deje de hacer cine para esa misma burguesía falsamente ilustrada y muchas veces falsamente progresista que dejó Chabrol en pelota picada en las pantallas. Descanse en paz.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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