lunes, 31 de mayo de 2010

Primera puya "Fàcyl"

Ya llegó el bicho; es decir, el Festival de las Artes, el Fàcyl de marras. Y con mucho menos de lo que esperábamos. Lo malo de los festivales de vanguardia es que a veces arte y artificio se confunden. Quizás sea una parte más del juego de guerra que es el arte, una forma de establecer comunicación en la que una mujer que declama sin sentido aparente para luego empezar a tocar es la pieza central de una obra. Tenemos muchas dudas, muchas, pero al mismo tiempo somos parte de esa minoría que siempre apostará por algo provocador para salirse del marasmo destinado a las masas no pensantes. No queremos resultar pedantes y snob (todo el que haya leído este blog sabe que ya lo somos, así que…), pero la desconexión de esta Salamanca envejecida y ligeramente apática (que no abúlica) con la Universidad está en la base del desprecio por esa vanguardia que no llena el Liceo, que sólo ocupa unas 100 y pico butacas y deja el resto en un vacío sideral que sólo llena la indiferencia y la ignorancia. Una vez más pierde Salamanca, y una vez más ganan los que aún sin comprender del todo lo que tienen delante (Heiner Goebbels y su ‘Hashirigaki’, con el que arrancó el teatro de sala del Festival, no nos gusta, qué le vamos a hacer) por lo menos le dan una oportunidad y el beneficio de la duda. Eso sí, sólo una vez, porque el arte no es artificio, y éste es una coña marinera que se inventa un artista para seguir tirando del cuento del creador. Aunque en el fondo, todo es ambivalente y dual, todo depende del gusto de cada uno. Criticar queda entonces como una mala opción. Pero es que no nos gusta…


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