lunes, 28 de julio de 2008

Todos somos Ulises


Hay una frase del malagueño Antonio Banderas que siempre nos ha dejado algo pasmados: "El negocio de Hollywood es como un árbol de Navidad: tiene muchas luces, es muy aparente, pero detrás muchas veces sólo hay falsedad y árboles de plástico de usar y tirarr". Al arte contemporáneo le sucede algo muy parecido, pero también a la música, a la literatura, y a casi todo lo que hace el ser humano. Especialmente en el periodismo, donde una mezcla de "realpolitik", fatalidad y pesimismo acaba por cercenar cualquier buena idea que tenga ganas de seguir adelante. Hemos escuchado muchas veces a gente deseando hacer algo, trazar planes de futuro, y a continuación oír a su compañero cañonear esos sueños, no vaya a ser que salgan adelante y él se quede tirado en la cuneta de la vida. Gervaise de la Rochelle solía decir "si los bastardos y los celosos volaran oscurecerían el sol en el cielo". Más bien cabría decir que el realismo fatalista mata la inteligencia, mata la imaginación, las ganas. Cuantas más ansias de progreso tiene uno, más cuervos hay alrededor batiendo alas para que no salgan adelante. Corso Expresso sólo tiene un consejo: No se dejen vencer, soñadores, piensen que en un segundo la vida puede cambiar en cualquier dirección y tirar por tierra todo lo pensado o dado por inalterable; por lo tanto, hay que intentarlo, sea como sea, hasta el último aliento. No es ensoñación, es épica pura y dura, porque la vida es como la odisea y todos somos Ulises buscando Ítaca.

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