Breve, brevísimo post en recuerdo de una gran mujer y una periodista tan grande que no cabe en ninguna empresa en la que no la dejen ser lo que es, periodista. Miss Amapoles, vaya a donde vaya, es patrimonio de un oficio marcado por la mentira, el amiguismo y en muchos casos, directamente, la censura y la corrupción; ella sola, hasta cierto punto, redime con sus actos muchas de las cosas por las que tanta mala fama tiene el segundo oficio más antiguo del mundo (contar cosas a los demás, que el primero ya sabemos cuál es…, aunque se parezcan muchas veces). Porque hay gente con carácter y personalidad, y luego están el resto…
Amicus fidelis protectio fortis;
qui autem invenit illum, invenit thesaurum.
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