Primera: mañana día 15, aunque muchos leerán este post el lunes mismo, es el Día Internacional de los Escritores Encarcelados. Son pocos, pero mal avenidos con cualquier forma de despotismo. Luego, como diría Gervaise de la Rochelle, estarían los escritores presos “por el bien de la humanidad” de lo malos que son. Pero esa es una historia mucho más frívola de la que ya hablaremos otro día. Así pues, acordaos del último Nobel de la Paz, que no es escritor pero como si lo fuera; recordad todos a los escritores que son prisioneros políticos o presos de conciencia en todo el mundo por decir la verdad o atreverse a ser libres. Aparte del hambre, hay muchas más cosas que avergüenzan mucho más a la raza humana…
Segunda: los continuos cambios de la RAE con la ortografía ya han cabreado a los que más manipulan el lenguaje, los escritores. "Como escritor, lo primero es la libertad expresiva", dice el poeta Antonio Colinas, "partidario de las normativas" y admirador de "la labor excepcional" que realizan las Academias de la Lengua Española pero que como muchos otros están hasta el gorro de que cada poco a alguien se le ocurra meterle mano a la lengua. Ya parecen los de la FIA, que cambian las normas de la Fórmula 1 cada año. Basta ya de cambios. Un idioma lo construye cada día la gente que lo habla, y las normas se las pasan por el Arco del Triunfo de París, si hace falta. Dos ejemplos: aquí seguiremos diciendo “y griega” porque es más chulo, más estiloso y, por qué no decirlo, un puntito más esnob que eso de “ye”. Por lo mismo por lo que “solo” sin acento es de soledad y “sólo” con acento será sinónimo de “solamente”. Diga lo que diga la RAE. Menos limpiar y fijar y más esplendor. Qué manía de ponerle normas a todo… ¿Es que nadie ha estudiado semiótica? En la RAE no, eso desde luego…
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