Dos cosas. Primero, gracias por los comentarios; al quijotesco becario del último post le han caído un par de lagrimillas. Lo segundo, que hemos sido injustos durante muchos años con una cultura y una literatura que de repente, como uno de esos amores que son pura química irracional, se ha cruzado por delante de improviso. Ignorantes como éramos de un relato ruso de Nikolái Gógol hasta que un mensaje indirecto nos puso sobre la pista; la llave fue el concepto "literatura vampírica", y allá que fuimos. Nos encontramos con 'Vi', en ruso 'Vij', editado este mismo año por Nórdica Libros con ilustraciones del argentino Luis Scafati. 'Vi' es mucho más que eso, es un compendio de cómo debe escribirse un relato, de cómo la cultura popular rusa es inabarcablemente impresionante (¿se puede decir eso?).
Hemos sido prejuiciosos con la literatura rusa durante muchos años, cegados por el estallido del quejido socarrón de Quevedo y Gracián, pero también esclavizados como estamos a la literatura anglosajona, decepcionados con la francesa y esporádicamente atraídos por Alemania e Italia. Dicho esto, recomendamos vivamente 'Vi' en su edición ilustrada, porque sólo un grandísimo autor como Nikolái Gógol puede convertir un viejo cuento popular ruso sobre Vij, el rey gnomo "al que le llegan los párpados hasta el suelo" en una desasosegante narración sobre el terror que siente el ser humano hacia lo desconocido y lo oscuro, hacia lo que no puede comprender y controlar. Contaba uno de los discípulos de Jung que el verdadero miedo visceral y atávico del hombre no eran las bestias ni el dolor, sino aquello que no puede someter a su voluntad de dominación. Por eso tememos a Dios, a la muerte, a las tinieblas, y por eso leemos 'Vi'. No lo duden ni por un momento.
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