miércoles, 5 de agosto de 2009

Dos sugerencias para paliar el hambre

Recomendaciones. Porque ya no hay nada más, sólo desierto cultural y muchas vacaciones en una Salamanca que se tuesta lentamente sin que el calor agobie demasiado. No es normal que otras ciudades echen el resto en verano y ésta parezca una tarta de manzana caducada. Por lo menos hay que reconocerle algo: aquí el verano es mucho más suave de lo que otras sartenes geográficas (Madrid, for example) tienen acostumbrado al personal. En Madrid ha llegado a hacer tanto calor que incluso las gafas de pasta de la población de Malasaña se han fundido y dejado a más de uno como Doctor Doom (pero qué elegante guiño al noveno arte...). Son exposiciones, y un ruego, que espabilen porque ya no queda mucho para que cierren. Ahora que ya hay autovía no estaría mal una escapada a la nación del pincho + caña con salas de exposiciones de por medio. Pueden imaginarse que van a ver un museo multigenérico que no tiene puertas sino rotondas y en la que el precio de la entrada está en el valor que le den ustedes a la caña con tortilla vegetal, por poner un ejemplo. 
Básicamente: Man Ray en la Sala Caja Duero, y Alphonse Mucha en el Museo de la Casa Lis. Dos formas diferentes de entender el arte: el primero, precursor del dadaísmo, arcano que inventó la mayor parte de las líneas de estilo del formato artístico de la fotografía e ideólogo de las vanguardias de los años 20 y 30; el segundo, el último artista al servicio de la burguesía que inventó para la oligarquía europea el art noveau aplicado al dibujo, la publicidad y el diseño decorativo. Dos estilos antagónicos pero vinculados y anudados en la misma zona: la vieja capital europea de la cultura, París, hoy ya muerta y decadente, con su centro ya muy lejos y repartido a partes iguales entre Nueva York (que ya flaquea) y la pujante Berlín, que reclama de una vez por todas su corona de meca artística. 

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