1. Eficiencia económica: está solo frente al peligro, no necesita de nadie más para crear. Eso sí, para darse a conocer necesita una editorial. Y ya casi ni eso, porque puede publicar por internet. Otra cosa es que cobre.
2. Libertad: la arquitectura, la danza, la música, el cine (éste sobre todo), el teatro y el resto de artes necesitan siempre de reglas físicas impuestas por el propio material real con el que trabajan. La literatura no tiene materia física real, son sueños prendidos por reglas sintácticas tan maleables como un chicle.
3. Irrealidad: al revés que el resto de artes, que necesitan siempre de apoyos de la realidad, la literatura simplemente es, como una sombra, y sus creadores viven en sus mundos privados que con algo de suerte logran transmitir al resto. Imaginen ahora la inmensa felicidad de Tolkien, Dumas, Conrad, Pérez-Reverte, Hesse o Eco cuando los demás pudimos vivir esos mundos de tinta y papel y compartir con ellos su imaginación. Lean un poco más, sueñen un poco más, escriban un poco más.
Pd: y del cómic, fusión perfecta de dibujo y literatura, ya hablaremos más otro día, porque como la literatura, también viven en mundos aparte.
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