viernes, 17 de julio de 2009

La tribu perdida de la Filosofía


Un físico le pregunta a un poeta en un bar: "¿Crees que la gente lee menos ciencia o menos poesía?". El poeta se lo piensa, sonríe y contesta: "Leen menos ciencia porque se entiende menos. La poesía es emoción y no hace falta leer con la cabeza sino con el alma". El físico se parte de risa allí mismo. Bebe un trago y replica: "Lo que yo escribo es conocimiento puro, mueve el mundo y la civilización; la poesía entretiene el alma, pero no enseña nada". Los dos se enzarzan en una discusión sin fin. Entonces entra un filósofo, los escucha durante un rato y les invita a beber. Sólo les dice esto: "Necios, ¿qué más da quién os lea o no? Al físico sólo le entienden unos pocos, y a los poetas sólo les aprecian otros menos. Al novelista lo lee todo el mundo".

Todo esto sirve para dar a entender algo que nos lleva dando vueltas desde hace tiempo: de todas las formas de conocimiento, la filosofía ha sido la que ha engendrado a mayor cantidad de teorías y de conocimientos; de la filosofía nació la teología, y más tarde la ciencia, y luego otras ramas como la psicología, la sociología, la pedagogía o la antropología. Leer filosofía es hoy en día el acto más imprudente que existe, porque ni otorga conocimiento empírico (son todas teorías idealistas o idealizadas que raspan la realidad pero no la penetran como la ciencia) ni satisface el alma, más bien la fustiga con ideas que nos desasosiegan al barrer el suelo que hay bajo nuestros pies.


La filosofía es para los que no tienen nada que perder, y no necesita de engolamientos de los adictos a la poesía para tener interés y venderse: es sencillo, ¿no la entiendes?, pues aprende. Los filósofos son un reducto, una mafia, una tribu endogámica que está a punto de perder su lugar en la educación pero a la que en el fondo le estimula la idea de ser los últimos mohicanos. La civilización cree que ya no necesita a los filósofos, y éstos terminarán por desaparecer, pero sus libros perdurarán. Entonces, dentro de varias generaciones, otros recogerán el testigo y parecerán lo que siempre fueron: brujos que tocan con los dedos las cuerdas que sostienen el cosmos.


1 comentario:

MAGNOLIO dijo...

Empecé Filosofía con una enorme ilusión. La terminé hastiada, (aquí un blablabla que sería demasiado largo). Pero deben quedar los rescoldos: tu defensa me ha puesto los pelos de erizo o, sencillamente, sea el "entusiasmo" que desprendes(en el sentido menos filósofico, jajajaja, de la palabra).

Y me engancho a tu blog.