
Un físico le pregunta a un poeta en un bar: "¿Crees que la gente lee menos ciencia o menos poesía?". El poeta se lo piensa, sonríe y contesta: "Leen menos ciencia porque se entiende menos. La poesía es emoción y no hace falta leer con la cabeza sino con el alma". El físico se parte de risa allí mismo. Bebe un trago y replica: "Lo que yo escribo es conocimiento puro, mueve el mundo y la civilización; la poesía entretiene el alma, pero no enseña nada". Los dos se enzarzan en una discusión sin fin. Entonces entra un filósofo, los escucha durante un rato y les invita a beber. Sólo les dice esto: "Necios, ¿qué más da quién os lea o no? Al físico sólo le entienden unos pocos, y a los poetas sólo les aprecian otros menos. Al novelista lo lee todo el mundo".

La filosofía es para los que no tienen nada que perder, y no necesita de engolamientos de los adictos a la poesía para tener interés y venderse: es sencillo, ¿no la entiendes?, pues aprende. Los filósofos son un reducto, una mafia, una tribu endogámica que está a punto de perder su lugar en la educación pero a la que en el fondo le estimula la idea de ser los últimos mohicanos. La civilización cree que ya no necesita a los filósofos, y éstos terminarán por desaparecer, pero sus libros perdurarán. Entonces, dentro de varias generaciones, otros recogerán el testigo y parecerán lo que siempre fueron: brujos que tocan con los dedos las cuerdas que sostienen el cosmos.
1 comentario:
Empecé Filosofía con una enorme ilusión. La terminé hastiada, (aquí un blablabla que sería demasiado largo). Pero deben quedar los rescoldos: tu defensa me ha puesto los pelos de erizo o, sencillamente, sea el "entusiasmo" que desprendes(en el sentido menos filósofico, jajajaja, de la palabra).
Y me engancho a tu blog.
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