martes, 14 de julio de 2009

El Dragón Chino tiene un problema

Ya ha empezado. El escenario estratégico con el que soñaban los líderes occidentales, el que más temían los asiáticos y el que, sin duda, esperaban en algún lugar perdido de las montañas de Afganistán o en algún punto perdido del manto amarillo de arena que hay entre Mauritania y el oeste de la India. Esto es: el islamismo fanático se ha empotrado contra China. Lo que ha ocurrido en el Xinjiang no es casual. La protesta mortal de miles de uigures, mitad mongoles y mitad turcos, todos musulmanes, ha terminado en un baño de sangre. Su punto álgido, en el que la represión de la Policía china se hizo más dura, coincidió con la última reunión del G-8, una forma de poner a los inocentes chinos contra las cuerdas. Una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en los rostros occidentales porque ahora ya no están solos frente al radicalismo, y, sobre todo, porque el terrorismo de Al Qaeda podría golpear ahora al gigante asiático. De ser así, la soterrada guerra fría contra el Islam se extenderá al otro pilar mundial, lo que significará que EEUU y Europa tienen otro aliado que además, por desgracia, no se va a cortar un pelo con los musulmanes. Auguramos tiempos malos para los derechos civiles y la democracia, porque China no entiende de detalles de sutileza: va a golpear con una saña inmisericorde a los musulmanes, y eso es malo para todos. 

Lo único positivo es que el terrorismo descenderá porque China se pondrá las pilas a la hora de contenerlo y frenarlo. O puede que Al Qaeda sea tan cobarde como parece y no se atreva a salir del cliché antioccidental que tan buenos resultados le ha dado entre las masas pobres de musulmanes del mundo. ¿Entonces, el Partido Comunista Chino también es parte de la cruzada infiel contra el Islam? Por sentido común es evidente que sí, pero igual a los barbudos no les interesa pelearse con los chinos, sería tener demasiados frentes abiertos y el mito del occidental demoníaco se vendría abajo. De lo que ocurra de aquí a final de año en el oeste estepario de China dependerá buena parte de la lucha contra el terrorismo en el futuro. De momento, y para evitar problemas en Asia Central, Europa acaba de cerrar la construcción futura del oleoducto Nabucco, a medias con varios países musulmanes de Oriente Medio a los que les lloverá el dinero a cambio de tranquilidad. Y de paso, pierde Rusia: el oleoducto no pisará suelo ruso, así que se acabaron los cortes de gas en pleno invierno. ¿Está por fin Europa despertando...?

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