¿Ahora ustedes se preguntarán a qué viene todo esto?, y sobre todo, ¿qué tiene que ver con el titular del post?
Sencillo: el nuevo concejal de Cultura se llama Julio López Revuelta, un retaco que no supera los 170 centímetros de altura, ligeramente cabezón, de voz quejumbrosa y famoso en Salamanca por su tendencia a llenar los vacíos mentales con... ¿algo? Y Julio es la esencia de la frase de Ricardo pero al revés: le da igual todo, siempre y cuando su Amo en la Tierra esté contento. La diferencia estriba en que mientras el mercenario era un perro de la guerra al servicio de los Aliados, la nueva diana gigante de la Cultura en Salamanca (y si no, al tiempo) es el perfecto nihilista con flor en el culo. La noticia implica que además seguirá siendo concejal de Turismo y Festejos, es decir, que igual lo más rancio imaginable termina incrustado entre las obras de teatro de Animalario y el Festival de las Artes. "Julito" es famoso en la red cultural local porque un día confundió una procesión de Semana Santa con una performance... Es decir, que nos vamos a reír todos un rato porque para temblar y llorar ya está el resto de escritores, pintores, actores y gestores. Como Marty, que ya se parece al cuadro de Munch.
Desde Corso Expresso sólo se nos ocurren dos preguntas para el novato: 1. ¿Sabe usted quién es Enrique Marty? (Nos jugamos una cena a que lo confunde con Ricky Martin); y 2. ¿Cuánto le durará a Javier Panera este chico con acento madrilete y pinta de acabar de bajarse del cercanías de Móstoles? (Poco. Jamás subestimen a Super Panera).
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