viernes, 13 de febrero de 2009

Arco 2009 (2): Todo tiene un precio, y arte mucho más

Todo tiene un precio. Si todo pesa en el universo, y dicen que el alma sólo tiene 21 gramos, el arte contemporáneo se caracteriza por su inconfesable pecado original: venderse. Pero nada podríamos decir a ese bohemio vendedor de sueños que es el artista cuando de repente un tipo con ademanes de rico frívolo y ropa de primera calidad le ofrece tanto dinero como jamás ha visto antes. Hasta el último héroe dejaría de oír los cantos de lira de las musas y sólo escucharía ese sonido sordo y relajado de los billetes doblándose en la cartera. Vamos, que Arco 2009 vive de la pasta, hablando en plata, y este año no hay para todos, queridos. 

Uno de esos cortesanos del negocio industrial de la cultura, que se conoce de memoria el camino del laberinto de poses, apariencias, monólogos intelectuales y negocio fenicio, aseguró a uno de los nuestros que este año le habían cortado las alas al dinero público: es decir, que el tío Gilito del tema, el que más dinero ponía (instituciones públicas, fundaciones privadas, obras sociales de bancos y compañías) y menos preguntas hacía con la irreverencia de las vanguardias ha decidido venirse con las manos en los bolsillos y decir eso de "lo siento chicos, pero ni para chicles". La crisis, se escudan todos. Así que usted ve una obra y no le gusta, no se preocupe, porque la calidad va unida muchas veces al puntito rojo de venta y al precio que el galerista le ponga. Dicen que no van a hacer rebajas, pero sí facilidades para pagar. 

Conclusión: El arte libre no existe, y si alguna vez hubo algo parecido debió ser en las cuevas, cuando los hombres primitivos pintaban bisontes o dejaban las huellas de sus manos. Para todo lo demás, ya saben, Mastercard. Y además no es malo, es un aspecto más que debería ser asumido, sobre todo por este circo de tres pistas cuyos resultados cada día encumbran más a las artes del lenguaje como la literatura, el cine o el teatro. ¿Qué narices le pasa a los demás que no salen de su burbuja? ¿Es nuestra ignorancia o realmente es que los árboles no les dejan ver el bosque?


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