martes, 27 de enero de 2009

Marcos Ana y el olvido de los necios

Una vida a caballo entre las cárceles fascistas del franquismo y el comunismo debe dar para escribir maravillas. 'Decidme cómo es un árbol', de Marcos Ana, podría ser un buen regalo. Siempre hemos dicho que los extremos no son buenos, que la virtud es una cuestión de ejercicio de moderación estratégica, pura inteligencia aplicada al día a día. Una de nuestras simpatizantes silenciosas adora a este hombre, poeta, ensayista, luchador incansable condenado dos veces a muerte pero que fue indultado en 1961, después de pasar más de dos décadas en prisión y donde asumió el seudónimo de Marcos Ana para escribir poemas directos al corazón. Ahora la Universidad de Granada (y no la de Salamanca, vergüenza debería daros con tanto literato suelto con buenas intenciones y peores vicios) le ha propuesto oficialmente como Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por esa lucha, pagada a sangre y libertad perdida. Desconocemos qué calidad tiene este íntimo amigo de Rafael Alberti y tantos otros intelectuales comunistas (la mayor parte equivocados) que pagaron con el exilio, una tapia ensangrentada o la cárcel su forma de pensar. Ahora, siendo libre, deberá esperar a sus 89 años a que alguien en Salamanca espabile. Igual lo hacen dentro de un lustro, o algo menos, cuando ya no pueda ni moverse y le dé igual la vida, la muerte y los cielos. Será cuando probablemente Pedro Almodóvar se venga a Salamanca para rodar la película que quiere hacer sobre su vida. Lo dicho: de desagradecidos el infierno está a rebosar. 

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