viernes, 23 de enero de 2009

Las cinco verdades del periodismo escrito

Después de millones de quejas arbitrarias, totalmente justificadas y/o parcialmente siniestras, colgamos este post. Luego dirán que si nos metemos donde no nos llaman, pero hemos resuelto la duda a la búlgara (es decir, todos lo mismo).

1. Escribir no es utilizar las subordinadas como si fueran prostitutas, como si no tuvieran sentido y nos gustara pensar que si las hacemos al revés vamos a ser super originales. Quien haga esto no es original, es que no tiene ni idea de gramática, porque parece latino pero en realidad es un falseamiento total de las normas de estructura. Doce subordinadas inacabables entre el sujeto y la acción que realiza es un crimen que debería ser reconocido en el TPI de La Haya.

2. El periodismo es sujeto, verbo y predicado. Si quieres hacerte literato escribes una novela y punto. En este oficio hay espacio para todo: artículos, artículos de opinión, crónicas, reportajes, editoriales…, cada formato tiene sus normas y libertades, pero hacer una noticia sobre una cumbre política como si fuera una columna de opinión y al mismo tiempo hacer un editorial en forma de crónica es pedir a gritos ser alfabetizado de nuevo.

3. Góngora sólo hubo uno. Los demás fueron otra cosa. Imitarle en un periódico es un error garrafal: no se entiende, no viene a cuento y además es sinónimo de soberbia con pies de barro.

4. En breve el periodismo digital matará al de papel, restringirá todavía más los arabescos, porque exigirá concentración, textos medios y cortos, mensajes directos y capacidad de navegación del usuario. Allá ustedes si se quedan en la cuneta. 

5. España está lleno de gongoritos, y lo peor es que son sistemáticamente aupados y jaleados. De todas las secciones y temas periodísticos sólo hay dos que pueden desplegar alas: cultura y deportes. La primera porque no se podría entender hablar de pintura, literatura o música como de una reunión del sindicato del metal; la segunda porque es pura emoción y una crónica deportiva debería parecerse más a la ‘Anábasis’ de Jenofonte que a un cierre de bolsa.

Conclusión: tonterías las justas. Es decir, ninguna. La simplicidad (que no la simplificación) es la llave maestra de la comunicación. Todo lo demás, a los dominicales.  

1 comentario:

José Ángel Sanz dijo...

De acuerdo contigo. Echo de menos nombres y apellidos, eso sí, aunque entiendo tu temor a represalias o plagas bíblicas.

Siempre he pensado que donde mejor se debe escribir en un periódico es en las secciones de Cultura y en Deportes. Y que a veces se encuentran cosas notables en Internacional y en Toros, también.